No encontraremos a nadie en Barcelona, sea residente, local o visitante, que no se haya tomado un vaso de refrescante sangría en su vida. Es una bebida muy común, sobre todo en verano, y a su vez, un combinado muy lógico: España, y concretamente Catalunya, es tierra de vinos, el ingrediente estrella de la internacional sangría.
Bebida por antonomasia de terrazas, chiringuitos y reuniones familiares, tan de nuestra tierra que incluso el Parlamento Europeo sentenció a principio del 2014, que sólo podía denominarse sangría la producida en España y Portugal. Con un única excepción: puede vestir orgulloso el nombre si el vino usado para la elaboración, es español o portugués. Hasta aquí, estamos todos de acuerdo. Pero, ¿sabíais que la sangría tiene su origen en las Antillas, en su época como colonia británica?
A quién, o a qué región le debemos los honores de su creación, es todo un misterio. El origen antillano se sustenta en la descripción de la palabra “sangría” que el padre Esteban Torres escribió en su diccionario del castellano: “bebida inventada por los ingleses que se toma mucho en las colonias inglesas y francesas de América”. Ahora bien, parece ser que esta bebida se bautizó allí como “sangaree”, y se inspiró en la palabra “sangre” (en español), debido al color de esta limonada de vino.
De las Antillas, el consumo saltó a las colonias españolas, y es entonces, en 1850, que esa bebida refrescante se popularizó bajo el nombre que ha perdurado hasta hoy día: sangría. Lo que nadie discute es su elaboración. Para una buena sangría es primordial que los ingredientes sean de calidad: un vino con personalidad, acompañado de las pulpas o cáscaras de cítricos. ¿El hielo? se añade al final, para potenciar su poder refrescante.
Márcate un homenaje, convoca a amigos alrededor de una mesa con ricas tapas y dejad que la conversación y las risas fluyan. No hay nada como la buena comida y una deliciosa sangría para desatar lenguas y alegrar corazones: ¡te esperamos en Tapatxi, iTapa o las terrazas de Kubik y Tapatxi Colon!